domingo, 14 de julio de 2019

El tiempo, el implacable, el que pasó


El tiempo, el implacable, el que pasó



La canción de Pablo Milanés, de quien tomo prestado el título, dice al final:

"Cada paso anterior deja una huella
Que lejos de borrarse se incorpora
A tu saco tan lleno de recuerdos
Que cuando menos se imagina afloran"

Estos últimos meses he pensado mucho en el tiempo -el implacable- y en su sentido. No es una pregunta nueva para una historiadora, pero de repente se me antoja tan confuso y tan intrigante. Me agobia la idea de verme a mí misma significando tanto el tiempo, convirtiéndolo casi en un asunto ritual. Nunca me había pasado, no era mucho de conmemoraciones y fechas especiales. Pero ahora de repente me parecen tan significativos cada fecha, cada día del calendario, cada semana, cada mes. Me aferro de algunos para atesorar recuerdos y que no se esfumen, le huyo a otros porque sé que serán difíciles. Miro pasar las lunas y los soles mientras pienso en todo lo que no está ocurriendo, lo que no me está llegando, lo que ni siquiera tengo fuerzas de salir a buscar.


Me pregunto, por ejemplo, como un proyecto que había acotado en un tiempo relativamente breve (un embarazo que duraría 9 meses), se ha convertido en una búsqueda inacabada que lleva más de 3 años... o 6... o incluso más.

Me pregunto cómo fue que un ser, de cuya presencia en mí fui consciente apenas unos pocos días, resultó tener tanta trascendencia en mi vida. ¿Por qué no lo supe unos días antes? ¿Por qué se pasaron tan rápido esos momentos? ¿Qué habría pasado si no hubieran sido días sino meses?

Me he sorprendido a mí misma pensándolo de un modo tan especial cada 28 del mes. Soñé con él día en que se supone que habría nacido según la fecha probable de parto (y no me valió de nada la idea de que esta era una fecha movible y apenas tentativa).

Siento que a medida que se acerque el primer aniversario, me sentiré más agobiada por el tiempo, por su presión, por su significado. A veces imagino conversaciones inexistentes con personas que me dicen "ya tienes que dejarlo atrás, supéralo" (algo que por fortuna, jamás me ha dicho nadie cercano). Pero temo que en algún momento empezarán a decirlo, y yo misma me lo diré, aunque sepa que jamás se supera la pérdida de un hijo. Se aprende a continuar la vida con aquella ausencia, se resignifica ese duelo, se reconstruyen los planes. Pero no se "pasa la página", no "se supera", nunca, porque la vida no vuelve a ser igual jamás. Igual terminaré por decírmelo, terminaré oyéndolo de alguien, seguramente.


Pienso que la gente espera que una mamá en duelo pase la página pronto y haga su proceso rapidito, ojalá en silencio y con tranquilidad. Que vuelva de semejante abismo renovada, casi iluminada y, ojalá, con una orgullosa barriga nueva. Entre más corto haya sido el embarazo, más rápido se espera que concluya el duelo, y más discreto podría ser ¿no?. Pues resulta que no, que habrá cientos de miles de mujeres que lo han hecho así, durante siglos. Pero no me sale, y no es porque esté enredada en un bucle, o porque me aferre al dolor, es porque el proceso es más complejo, sin fórmulas, sin cronogramas, sin protocolos. Algún día me dolerá un poco menos, se irá la rabia, me sentiré menos aterrada frente a la idea de un nuevo embarazo. Pero aún no es tiempo.

En los primeros días luego de la partida de Lucerito, leí en muchas partes que el duelo debía durar un año. Creí esa teoría. Ya no puedo siquiera pensarla mínimamente posible. Estoy a unas semanas del primer aniversario y el duelo no está ni cerquita de estar superado. Creo, eso sí, que he hecho un camino impresionante y poderoso en estos doce meses. Pero no me siento al final del camino, ni cerquita.

La huella de ese ser en el tiempo, en mi tiempo, al lado de mi propia huella como madre, no se irán jamás. Se han sumado a lo más íntimo y constitutivo de mi vida.

"Porque el tiempo, el implacable, el que pasó
Siempre una huella triste nos dejó"


A propósito de el tiempo y las conmemoraciones, ahora estoy publicando diariamente un homenaje a mi Lucerito en mi perfil de Instagram, te invito a que lo mires y a que me sigas:

*Las cursivas entre comillas son fragmentos de la canción de Pablo Milanés