lunes, 20 de agosto de 2018

Cuando querer no es poder: el duelo de la maternidad

Cuando querer no es poder: 

el duelo de la maternidad




Hoy me encontré un nuevo artículo que, como la mayoría de las publicaciones que comparto sobre este tema, está escrito por una española y con base en la situación de España. Es cierto que podría compartir cosas de otras latitudes, pero también creo que las españolas se han movido mucho en estas causas y que el idioma y la cultura nos ayudan a entendernos más fácil. Así que lo comparto porque creo que nos ayuda a reflexionar sobre nuestra condición de mujeres occidentales, urbanas e hispanoamericanas en búsqueda de una maternidad decidida e independiente. El artículo toca muchos temas interesantes y voy a tratar de detenerme en algunos de ellos:


"Estudiar, encontrar trabajo, conseguir independencia económica y vivir en pareja son algunas de las etapas que esperamos superar antes del ‘‘momento perfecto’’ para tener hijos. Un ideal de vida que cada vez es más difícil conseguir antes de los 30 años. Pero la biología no entiende de crisis económicas, hipotecas abusivas o circunstancias personales. A partir de los 35 años disminuyen drásticamente las posibilidades de embarazo y se plantea la disyuntiva: ser madre tardía o no llegar a serlo nunca"

¿Cuántas de nosotras nos hemos sentido como en una carrera de observación sin fin? Cuando llegamos a un objetivo ya nos toca ir por el siguiente... Y pararse en un punto para poder decir "momento, lo que yo realmente quiero es ser mamá" es difícil y requiere mucho valor, porque la sociedad no lo premia, no en estos tiempos.

"La sociedad va a juzgar a la mujer haga lo que haga", afirma Nancy Konvalinka. Por una parte, se las anima a progresar en su carrera laboral y a realizarse a través del ámbito profesional –‘‘¿cómo vas a renunciar a todo solo por ser madre?’’–. Por otra, se las critica si tienen hijos tardíamente –‘‘se te está pasando el arroz, ¿no piensas darles nietos a tus padres?’’– o no llegan a tenerlos"

Pertenecemos a una generación que es heredera de las libertades sexuales y los derechos reproductivos, pero todavía necesitamos abanderarlos y defenderlos. Hacer valer nuestra decisión de ser madres -y serlo sin un compañero al lado- es nuestra lucha, pero al mismo tiempo nos vemos envueltas en el remolino de exigencias para las mujeres de nuestra época.

"María Dolores (41 años) sabía que no podría acabar su tesis doctoral si tenía hijos. Así que decidió esperar. Cuando comenzó a intentarlo, sufrió tres abortos y pensó que ya no sería madre. Llegó el vértigo frente a la ausencia y el miedo a haber esperado demasiado. Después, a modo de respuesta, su primer hijo"

Personalmente, me siento muy identificada con esto: aplacé mi maternidad durante todo mi doctorado porque me dijeron que no podría hacer las dos cosas, y más allá de pensar si es o no verdad, lo cierto es que la academia no es comprensiva ni respetuosa con la maternidad, porque el patriarcado le ha calado bien, porque sus lógicas son masculinas y masculinizantes. Y ahora que por fin estoy cerca de terminar, viene el difícil camino de intentarlo, las pérdidas, la incertidumbre, el dolor (espero poder escribir pronto sobre esto).
"Para quienes quieren ser madres, cada menstruación es una pérdida. Así lo sintió Encarna (59 años), que sentía que había nacido para ser madre pero tardó más de 10 años en conseguirlo. Si pudiera eliminar una época de su vida, afirma, sería aquella que pasó yendo al hospital, luchando para que la vida se agarrara a su útero. Un proceso agotador que repitió durante cuatro años, debatiéndose entre la esperanza y el miedo a hacerse ilusiones. Al mes, invariablemente, aparecía la sangre y a ella se le venía el mundo encima".

Esto se une con el extracto anterior, y también estoy en deuda de hablar sobre ello en este blog, porque para quienes anhelamos tanto la maternidad,  su búsqueda está llena de desafíos. Yo también lo he sentido como Encarna: cada menstruación es una pérdida , un mes que pasa sin conseguirlo. Nadie quiere hablar de esto y todo parece exagerado. Por eso es fácil sentirse incomprendida y agobiada. Pero el truco es descubrir que no se está sola. Formar comunidad, hablarlo, acompañarse de una doula... Hay muchas alternativas para mantenerse en el camino.
Puedes ver el artículo completo en: Cuando querer no es poder: el duelo de la maternidad

domingo, 12 de agosto de 2018

Para pensar nuestra identidad Madre soltera/sola por elección

Para pensar nuestra identidad
Madre soltera/sola por elección 

Varias personas me han preguntado por el titulo del blog, sobre el adjetivo que define mi elección y que nos denomina a las mujeres que optamos por este camino. Por eso he decidido describir brevemente por qué me adhiero a unos "rótulos" y no a otros. También les compartiré  dos artículos breves de una página que me encanta y que me ha ayudado mucho en el camino de tomar la decisión y hacerla realidad.


Madre e Hija (detalle del cuadro Las Tres Edades de la Mujer)
Obra del gran Gustav Klimt.

Para empezar, quiero contarles que en español hay dos formas de nombrar a las mujeres que, sin tener una pareja, han decidido ser madres por reproducción asistida, adopción o donante conocido: madres solteras por elección  y madres solas por elección. Personalmente, me gusta más la primera que la segunda y por eso la adopto como mi identidad. La razón es muy simple: me identifico como una mujer soltera pero no como una mujer sola, y de hecho, nunca he pensado que seré una mamá "sola"; por el contrario, estoy segura de que hay toda una tribu acompañando esta maternidad. En inglés, el término empleado es single mother by choice, resumido como choicemoms. Desde mi punto de vista, lo importante en todas las formas de llamarnos, es la idea de la elección,  porque como bien dice Eva María Bernal "las mujeres hacen una elección cuando son madres y esa es la nuestra". 

Para leer más sobre esta decisión, les recomiendo dos publicaciones de Eva María Bernal en su maravillosa página www.creandounafamilia.net

Madres solas por elección en Mujeres empoderadas


Madres solteras por elección: así pueden vernos