martes, 14 de mayo de 2019

El Día de la Madre

El Día de la Madre


Se suponía que este era mi primer Día de la Madre. Todavía no estoy segura de eso. Como historiadora y antropóloga podría hacer toda una disquisición sobre el carácter capitalista, patriarcal y etnocentrista de esta fecha, pero me la guardo porque no es relevante en esta reflexión. Mi duda proviene, en cambio, de si realmente era "mi primer Día de la Madre". 

Hace unos tres años, recibí mi primera felicitación en esta fecha. Una de mis amigas más entrañables me envió un mensaje de WhatsApp (porque yo estaba fuera del país) y en este me decía: "feliz día de la madre, porque lo eres desde ya". Yo acababa de empezar la búsqueda de mi embarazo con un donante extranjero y ambas habíamos hablado de este tema durante meses. Todavía tengo esa frase escrita en el diario de mi maternidad, es como una afirmación poderosa que utilizo para recordar su esperanza en momentos en que pierdo la mía.

Los meses siguientes, con tantas dificultades que he experimentado para hacer realidad mi sueño, estuve fantaseando sobre el Día de la Madre en el que tendría por fin a mi hij@. El año pasado, cuando supe que estaba embarazada, fue una de las primeras cosas que imaginé: "tendré a mi bebé para el próximo Día de la Madre, será realidad por fin". Pero aquí estoy, sin bebé. 


No celebré el Día de la Madre porque mi familia no me considera como tal, la mitad porque no lo sabe y la otra mitad porque no lo entiende o prefiere ignorarlo. A pesar de creerme muy segura de mis decisiones y de mis procesos en este campo de la vida, resulta que la cobardía todavía me supera y no soy capaz de hablarlo allí, en mi hogar, donde debería estarle dando ya un lugar a mi hij@ del cielo, a mi maternidad, a los 2 o 3 hermanos que vinieron y se marcharon antes de que yo naciera. Pero no lo hice, y por eso me gané un Día de la Madre silencioso y doloroso. 

Todavía no sé si fue el primero o no. ¿Era madre de corazón hace 3 años? ¿Soy madre aunque no tenga a mi bebé conmigo? ¿Es ahora cuando se ha hecho real mi maternidad, incluso aunque sea a partir del duelo? Volví de la casa de mis padres pensando en ello y tres ideas me calaron en el alma.

La primera, es que mi maternidad definitivamente es real. Quisiera decirle a tantas personas: "por favor no me digas que mi maternidad no existe. Puedo comprender que no la entiendas, incluso acepto que no estés de acuerdo conmigo (es tu derecho), porque sé que es una maternidad muy extraña, intangible, abstracta, casi parece imaginaria. Pero no es imaginaria, no es una fantasía ni un sueño que me ayuda a escapar de la realidad que es la muerte de mi hij@. Por eso no admito que la niegues". Me gustaría ser más valiente y decirle esto a muchas personas, a mi familia, por ejemplo; pero todavía no tengo el valor y no sé cuándo vaya a tenerlo. Entre tanto, lo digo aquí y donde puedo. Mi maternidad existe, mi hij@ existe y mi familia existe. Somos extraños, ya lo sé. Probablemente doy un poco de miedo, no saben cómo hablarme de este tema, quizá creen que estoy loca... También lo sé y de verdad que puedo entenderlo.

La segunda idea es que hace años que tengo a mis hijos en mi corazón y ¿podría alguien poner eso en duda?. He pensado sus nombres, he imaginado dónde quiero que estudien, les he escogido sus primeros cuentos y he decidido quiénes serán sus padrinos y madrinas. Algunas personas incluso ya les han regalado ropa y juguetes. Desde que llegaron a mí, en la forma de un deseo y un pensamiento poderosos, he hecho todo lo posible para preparar su llegada: terminar el doctorado, buscar un buen empleo, conseguir un hogar, formarme como doula, hacer los tratamientos médicos, escoger un donante. Eso hace una madre.

Hace unos meses, un@ habitó mi vientre durante algunas semanas. Vino a decirme: "créelo, de verdad puedes ser madre, lo mereces". Fue mi compañía día y noche y yo le di cobijo, amor, cuidados, incluso antes de saber que allí estaba. Le hablé, lo arrullé, le puse un nombre. Eso me hace una madre. Su visita fue breve pero tiernamente contundente; puso de cabeza todas mis certezas, reconfiguró mis miedos y me enseñó tantas lecciones que apenas ahora estoy pudiendo entenderlas. 


La tercera idea es que yo anhelaba profundamente la maternidad y esta me llegó de una forma insospechada, con la experiencia más difícil. No había podido verlo, pero la esencia de haberme reconocido como mamá hace un par de meses, me llevó a comprender este misterio: aquí estaba la maternidad que yo había pedido. Quizá no era la que yo tenía en mente, pero es que nadie me había prometido otra cosa y así es la vida, terca en todas sus formas. Yo decidí ser madre soltera y eso va a requerir (ya lo ha hecho) de toda mi valentía, mi fuerza, mi seguridad. ¿Existe una forma más contundente de mostrarme a mí misma que sí tengo esas virtudes, que pasar por la experiencia del duelo? No lo creo.

Este Día de la Madre, el primero, el segundo o el tercero, fue difícil y doloroso. Quería reclamar tantas cosas al final del día y solo me salían lágrimas de ausencia, de dolor, de rabia. Pero al día siguiente recompuse las ideas y vi mi propio regalo: reconocer que era una mamá verdadera y completa, que realmente había empezado a formar ya mi propia familia. En ella estamos la Mamá Tejedora 🕷, el Lucerito 🌟y mis pollitos🐣 arcoiris 🌈que están por venir. Somos una familia extraña, lo sé, pero ya nos amamos mucho y eso nos basta. Tenemos por delante muchos años para celebrar.

¡Feliz Día de la Madre para todas! Para las que conozco y las que espero conocer algún día, las que son madres hace mucho tiempo, las que acaban de serlo, las que lo serán pronto y las que sueñan con ser dentro de poco. Aquellas que tienen 1, 2, 3, 4, o más hijos, las que han adoptado como hijos suyos a sus sobrinos, sus nietos, sus hermanos, sus primos y se han hecho mamás de corazón. Las que no han han podido serlo pero la maternidad quedó en su corazón. Las que vieron partir a sus hijos hacia el cielo. Las que han sido madres a pesar de tener todo en contra y las que han pasado momentos difíciles. A todas les deseo que la madre tierra y la sabiduría de todas las madres y abuelas que vivieron antes de nosotras les regalen amor, paciencia, fuerza, valentía y ternura para seguir haciendo que la vida sea posible.