miércoles, 12 de septiembre de 2018

El testimonio de una familia monomarental

El testimonio de una familia monomarental


Colorful Families es una asociación dedicada a la normalización y visibilización de la diversidad familiar y han contribuido con la plataforma Coencuentros para publicar una serie de entrevistas a familias no tradicionales. En esta oportunidad les comparto la entrevista a Marta Barrio, madre en una familia familia monomarental y a su hijo Diego:


"Nuestra familia está compuesta por Diego (19 años) y yo, más el resto de familiares y amigos que conforman este ecosistema vital, lo de madre sola no es exactamente así".

"Nunca he considerado que tuviera que pedir permiso, ni disculpas a nadie por salir de la ruta preestablecida, creo que una familia monomarental es tan buena y normal como cualquier otra, estoy orgullosa de mi hijo y de nuestra familia.  Y considero que todas estas nuevas familias contribuyen activamente a crear una sociedad más tolerante, diversa y rica".



miércoles, 5 de septiembre de 2018

Luces y sombras sobre la maternidad

Luces y sombras 
sobre la maternidad

Creo que vale la pena que hablemos sobre el claroscuro de la maternidad. Al menos sobre uno de tantos. Porque ser madre es lidiar con la vida y con la muerte (sí, con la temida muerte) a diario. Desde que te lo piensas y lo decides, en adelante, buscar la maternidad, convertirse en madre y vivir aquella condición es experimentar, desde el cuerpo, desde la mente y desde el alma, el ciclo continuo vida-muerte-vida. 



Ya he mencionado en otras publicaciones cómo, por ejemplo, en la búsqueda de un embarazo cada menstruación se siente como una pérdida, una esperanza que se muere mientras otra empieza a vivir. Es muy difícil de explicarlo a quien no lo ha experimentado nunca, pero les prometo que así se siente.

También el parto o la cesárea, el nacimiento en cualquiera de sus formas, es un momento de conjunción de la vida con la muerte en todas sus dimensiones: física, psíquica y espiritual. Un nuevo hijo nace, pero también muere un embarazo y muere una mujer para que renazca otra: la madre.

Y la maternidad también trae otras muertes, otras de las que nos gusta hablar menos, porque preferiríamos que no ocurrieran: las muertes gestacionales y perinatales. Pero esas también pasan y muy a menudo. El problema es que, precisamente porque ocurren con frecuencia y porque nos aterran, las eludimos como un tema del que no quisiéramos hablar, o las naturalizamos y dejamos anulados los sentimientos de quienes las están experimentando, o preferimos pasar por ellas rapidito. 


Pero estas muertes están ahí, son parte de los caminos que millones de mujeres estamos transitando, de maneras muy distintas, hacia nuestra maternidad. El duelo por una muerte gestacional o perinatal es algo que debe ser atendido, entendido y contenido en muchos aspectos: desde el sistema médico/asistencial (incluyendo no solo a los ginecobstetras y enfermeras, sino también a las doulas, parteras, comadronas, psicólogos), hasta los familiares y amigos de la madre. Además, es importante que empecemos a darle un lugar de respeto a las muertes gestacionales en cualquier momento del embarazo, desde las más tempranas hasta las que ya rodean el nacimiento, porque ningún hijo es más o menos hijo para una madre que lo espera.

Cuando te has planteado ser madre soltera por elección, el duelo por la muerte gestacional tiene sus particularidades. En primera instancia porque se trata de embarazos muy deseados y muy buscados (no es que otros no lo sean, pero en esta situación lo son especialmente). En segundo lugar, porque al no haber una pareja, el proceso de duelo está centrado en la madre y si ella no está suficientemente contenida y respaldada por la red familiar y de amigos que la rodea, puede sentirse abrumadoramente sola. Además, experimentar un aborto espontáneo en medio de esta maternidad tan anhelada puede ser un evento traumático en muchas dimensiones, incluso, puede hacer que te replantees tus decisiones o que te paralices de miedo. La clave para superarlo, creo yo, es acompañarse, informarse y respetar el proceso, incluso si ello implica detener el vértigo del día a día, demandar a otros que respeten los tiempos y espacios, buscar ayuda profesional, entre otras opciones. Atenderse en el proceso es la única manera de darle un curso apropiado, y en este sentido nadie sabe, mejor que uno mismo, cómo hacerlo.

Hoy les recomiendo este corto animado que da cuenta de lo que significa un duelo de este tipo, cómo se siente y cómo impacta a la madre:


Y dos buenos libros sobre este tema: "La cuna vacía: El doloroso proceso de perder un embarazo" y "Las voces olvidadas: pérdidas gestacionales tempranas". Ambos materiales son útiles para mujeres, parejas y familias que están atravesando por estos procesos, pero también para su red de apoyo y para los profesionales que los acompañan. 

Hablemos de la muerte en medio de la vida y de la vida en medio de la muerte. Acompañemos, informemos, abracemos. Respetemos los duelos y sus tiempos, honremos sus memorias a pesar de ser tempranas y anónimas. No hay vida pequeña, no hay madres tempranas ni tardías: hay madres, hay hijos e hijas, hay dolor y también ilusión. Hay arco iris,  hay claroscuro.